lunes, 21 de mayo de 2012

Epílogo


Elsa se había recuperado rápidamente. Aquél factor había hecho que los intensos  interrogatorios no hubieran tardado en llegar. Había pasado días enteros en las salas de interrogación, siendo sometida a todo tipo de pruebas, análisis y test psicológicos. Al parecer los había superado satisfactoriamente y había sido asignada otra vez en el distrito balear.

Sus informes y la información obtenida gracias a ella le habían valido un ascenso con recomendación especial por su “probada lealtad y abnegación en el servicio de la Unión”. Ahora se convertiría en capitana del equipo de rastreo y conjuración de elementos subversivos, teniendo bajo su mando a tres miembros iluminados de la Unión. Dada su experiencia con los subversores se encargaría de la búsqueda y captura de aquellos, con la misión de reeducarlos o eliminarlos, gozando de cierta libertad de acción y decisión.

Pasó las siguientes dos semanas ante una montaña de expedientes para seleccionar a sus compañeros, una montaña de posibles agentes asignados con uno sólo que había solicitado voluntariamente el puesto y conocido con el alias “System32”, perteneciente a la convención de Iteración X de la metodología estadista. Era una metodología compuesta por analistas y planificadores capaces de poner de los nervios a cualquiera. Se dedicaban a cuantificar las probabilidades y los comportamientos humanos buscando patrones que pudieran resultar contraproducentes o peligrosos. Tampoco le gustaba que fuera voluntario, pues los voluntarios podían pecar por exceso de entusiasmo, pero cuando estaba a punto de descartarlo para el equipo, una escueta orden superior la obligó a aceptarlo en el equipo.

Tener a System32 en el equipo eliminaba la posibilidad de escoger a un miembro de su propia convención, uno de los hombres grises, miembros del Nuevo Orden Mundial. No eran agentes de campo sino informadores, miembros del servicio de inteligencia. La directriz que se le había dado era que no podía haber dos miembros de la misma convención o con la misma función en el comando.

El resto del tiempo del que disponía lo dedicaba a la rehabilitación de su maltrecho cuerpo, debido al drenaje al que la había sometido Dís.

Los comandos provenientes de Barcelona habían encontrado la construcción principal medio en ruinas, con buena parte del personal no iluminado muerto o herido. Habían encontrado pruebas evidentes de ritos subversivos y habían dedicado varios días a asaltar y limpiar otras construcciones menores. Toda la estructura tecnocrática de las islas se estaba reconstruyendo casi desde cero.

Otra de las ventajas que había conseguido con su ascenso era el derecho a tener un apartamento propio, relativamente libre de micrófonos y cámaras. Había ganado el derecho a una limitada intimidad y aquella era quizás la prueba definitiva de que había subido ligeramente de estatus.

Pero aquello no era suficiente, tenía que demostrar que merecía su nuevo cargo y que podían confiar en ella incluso para cargos de mayor responsabilidad. No se le escapaba que buena parte de los motivos para ascenderla estaban relacionados con la subversora corrupta identificada como Iris. Ella había resistido a la corrupción y era la única persona viva que podría identificarla. Según los informes, el cuerpo de la subversora no había sido encontrado y su principal misión era la localización y eliminación de ése peligro. En el informe también mencionaban el cuerpo de un hombre no registrado, encontrado con tres tiros en el pecho, al que reconoció como Miles. Sintió una mezcolanza extraña de sensaciones al ver su rostro sin vida.

Los otros sucesos de la noche, repartidos en las tres islas mayores del archipiélago, se habían saldado con el hallazgo de once cuerpos en un edificio del casco antiguo de Palma que se había incendiado, tres en una discoteca de Ibiza y otros cinco en un caserío cercano a Ciutadella, en todos esos sitios había muestras evidentes de actividad infernalista y de combates entre subversores.

Miles y los suyos se habían sacrificado para corregir un mal que se había extendido no sólo entre los suyos, sino también entre la tecnocracia y luego habían ido a dar caza al origen de todos aquellos males. Era loable pero habían fracasado.

La tecnocracia sería la encargada de atrapar y neutralizar la amenaza, en una demostración de su superioridad moral y real. Las tradiciones seguían siendo un peligro y la Unión Tecnocrática era la solución a todos los problemas que padecía aquél mundo enfermo. Elsa tenía ahora la oportunidad de demostrarlo.

***

Las clases habían empezado días atrás, aquella nueva rutina resultaba agradable tras un verano lleno de aventuras y emociones de todo tipo. Era extraño volver a la rutina mundana, volver a ver a sus amigas y no tener que acudir a agotadores entrenamientos.

Pero no todo era como antes del verano, María tenía ahora una doble vida y un cúmulo de experiencias que no podía contar a nadie. No sabía en quién podía confiar, ni siquiera si debía confiar en alguien a parte de Alanna, quien se había convertido en una amiga inseparable. De día, María era una joven universitaria, estudiante de filosofía, algo tímida pero muy curiosa que devoraba todos y cada uno de los libros que caían en sus manos. Tenía un pequeño grupo de amigas y era la hija menor de una familia completamente normal. De noche, en cambio, María era una maga Euthanatos, se entrenaba constantemente y patrullaba por las calles de la ciudad, buscando. Muchas veces no sabía qué era lo que buscaba, pero terminaba encontrándolo.

En estas patrullas la acompañaba Alanna, ambas magas se complementaban. Alanna era una joven dulce, amaba la vida y trataba de preservar todo aquello que merecía ser preservado. María, por su parte, tenía una misión muy concreta, eliminar la corrupción. No había tenido que matar a nadie desde que disparara a Miles, y había muchas formas de combatir la corrupción, para su alivio. Ayudaban a los necesitados y escarmentaban a los delincuentes.

Ambas se habían convertido en activistas en varios frentes, Alanna se había unido a varias asociaciones ecologistas isleñas y estaba entusiasmada con las excursiones que hacían a lo largo y ancho de la isla. Por su parte, María se había convertido en colaboradora de varias organizaciones que trabajaban en el ámbito social.

María no había olvidado la última orden que recibiera de Miles, pero no sabía por dónde empezar a buscar a Iris. Entretanto seguía entrenándose por su cuenta para aumentar su poder y habilidad.

Alanna buscaba la manera de adaptarse a aquél nuevo hogar, de costumbres tan ajenas a las de su infancia. Gracias a El Caminante había obtenido documentación vigente para regularizar legalmente su situación y habían conseguido que los padres de María la acogieran en su casa.

Ambas habían decidido declinar la invitación de El Caminante para pasar a formar parte de Libertas, prefiriendo mantener su independencia. Su nueva cábala no tenía nombre aún y no formaban parte de ninguna capilla. Tras ello, El Caminante había desparecido sin dejar rastro ni despedirse, aunque ambas tenían la seguridad de que volverían a verlo, no sabían cuándo sería. Alanna estaba convencida de que había partido en alguna búsqueda espiritual.

El mundo mágico de las islas se había visto trastornado por los acontecimientos que habían causado la muerte de más de la mitad de los magos tradicionales, de los treinta y dos magos de las tradiciones sólo quedaban con vida, que supieran, ocho si se añadía a Alanna.

Habría consecuencias e investigaciones por parte de enviados del Concilio de las Nueve Tradiciones, era algo que se esperaban. Todo aquello aún no había terminado, quedaban muchos cabos sueltos, especialmente en lo relacionado a la destrucción de las capillas anteriores a la desaparición de Iris, a los motivos que pudieron originar la primera traición de los magos de Harmonía y cuando se inició el brote infernalista. Ya no podía escapar de aquel mundo tenebroso en el que se había visto sumida y en cierta manera tampoco quería. Había descubierto que entre las tinieblas podían encontrarse las luces más brillantes.

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